Hoy, el narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero, de 72 años, compareció ante una corte federal en Brooklyn, Nueva York, donde un juez otorgó a la Fiscalía un plazo de 90 días para decidir si solicitará la pena de muerte en su contra. Esta medida, que aún requiere la autorización de la Fiscal General de Estados Unidos, Pam Bondi, podría marcar un precedente en la lucha contra el crimen organizado transnacional.
Caro Quintero, exlíder del Cártel de Guadalajara, enfrenta múltiples cargos en Estados Unidos, incluyendo el secuestro, tortura y asesinato del agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA), Enrique “Kiki” Camarena, en 1985. Este crimen provocó una de las mayores crisis diplomáticas entre México y Estados Unidos, intensificando la guerra contra el narcotráfico en ambos países. La fiscal federal adjunta, Saritha Komatireddy, afirmó que la pena capital sigue siendo una opción mientras se desarrolla el proceso judicial.
Después de pasar casi 30 años en prisión en México, Caro Quintero fue liberado en 2013 por un fallo judicial que posteriormente fue revocado. Permaneció prófugo hasta su recaptura en julio de 2022 en Sinaloa, cuando fuerzas especiales de la Marina mexicana lo detuvieron en un operativo en la sierra. Recién en febrero pasado, fue extraditado a Estados Unidos bajo estrictas medidas de seguridad, lo que fue considerado un avance significativo en la cooperación bilateral contra el crimen organizado.
Actualmente, Caro Quintero se encuentra en un centro de detención federal en Nueva York, en confinamiento solitario, a la espera de su próximo juicio. Su defensa está conformado por un abogado de oficio especializado en casos de pena de muerte. De acuerdo con fuentes judiciales, la próxima audiencia en el caso está programada para el 25 de junio, fecha en la que la Fiscalía deberá presentar su decisión sobre la solicitud de la pena de muerte.
El caso ha despertado un gran interés en la comunidad internacional y en agencias de seguridad como la DEA, dado que el asesinato de Camarena marcó un antes y un después en la política antidrogas estadounidense. Durante décadas, Caro Quintero ha sido considerado un símbolo del narcotráfico en México y una figura clave en la evolución del crimen organizado en el continente. Su extradición y posible condena refuerzan la estrategia de Washington de llevar ante la justicia a los líderes históricos del narcotráfico.
La decisión final de la Fiscalía sobre la pena de muerte será crucial para el futuro del proceso judicial y sentará un precedente en el tratamiento de criminales mexicanos extraditados a Estados Unidos. Mientras tanto, el caso sigue avanzando en la corte de Brooklyn, en medio de un intenso escrutinio mediático y diplomático.