Donald Trump y Mark Carney tienen su primer encuentro cara a cara en la Casa Blanca

martes 06, May 2025

El primer ministro de Canadá, Mark Carney, se reunió con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, en un encuentro que marcó el primer cara a cara entre ambos líderes tras la victoria electoral de Carney el pasado 28 de abril. La reunión incluyó una breve sesión en la Oficina Oval y un almuerzo de trabajo para abordar las crecientes tensiones comerciales desatadas por las tarifas del 25% impuestas por Trump a productos canadienses como automóviles, acero y aluminio, así como su retórica sobre convertir a Canadá en el “51º estado” de la Unión Americana.

Aunque el tono fue descrito como cordial, con Trump expresando respeto por Canadá y Carney destacando áreas de posible colaboración, no se alcanzaron acuerdos concretos para eliminar las tarifas. Carney reafirmó la soberanía canadiense, declarando que “Canadá nunca estará en venta”, mientras Trump mantuvo su postura de que su país no necesita los recursos canadienses. Este diálogo, seguido de cerca por medios internacionales, reflejó los desafíos de una relación bilateral en su punto más tenso en décadas, con implicaciones para el comercio, la seguridad y la estabilidad regional.

La reunión se llevó a cabo en un contexto de fricciones exacerbadas por la política comercial proteccionista de Trump, quien ha intensificado los aranceles a Canadá y México bajo el argumento de proteger la economía estadounidense y combatir el tráfico de fentanilo. Estas medidas, aplicadas al amparo del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), han afectado sectores clave como el automotriz. Trump también ha criticado la dependencia canadiense a Estados Unidos, mientras que Carney se ha centrado en resistir estas presiones, prometiendo una “transformación económica” para reducir la dependencia y diversificar socios comerciales en Europa y Asia.

El encuentro comenzó con Trump felicitando a Carney por su victoria. Carney, por su parte, expresó interés en colaborar en temas de seguridad fronteriza y economía. Sin embargo, cuando se abordó la idea de la anexión, Carney declaró: “Canadá nunca estará en venta”. Trump, aunque no escaló la retórica, respondió que “el tiempo lo dirá”. Durante el almuerzo de trabajo, y con la presencia de figuras clave como el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, y el ministro canadiense de Comercio Internacional, Dominic LeBlanc, se exploraron soluciones a los aranceles, pero las discusiones fueron generales. Carney destacó la importancia de un acuerdo que beneficie a ambas naciones, proponiendo cooperación en sectores como el automotriz y la energía en lugar de fragmentar el mercado norteamericano.

La reunión subraya la asimetría de poder entre ambos países. Canadá, con una economía profundamente integrada a la estadounidense, enfrenta un dilema: ceder a las demandas de Trump podría debilitar su soberanía, mientras que resistir arriesga mayores represalias económicas. Carney, con su experiencia en crisis financieras, parece bien posicionado para navegar este terreno, pero su éxito dependerá de diversificar alianzas. En conclusión, el encuentro no resolvió las tensiones comerciales ni disipó las amenazas de anexión, pero abrió un canal de diálogo en un momento crítico para la relación bilateral.

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