El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de un arancel del 25% a cualquier país que importe petróleo o gas de Venezuela. Esta medida, que entrará en vigor el próximo 2 de abril, tiene como objetivo intensificar la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro y limitar sus fuentes de ingresos.
Trump justificó esta decisión al acusar al gobierno venezolano de enviar “decenas de miles” de personas de “naturaleza muy violenta” a Estados Unidos, incluyendo a miembros de la banda criminal Tren de Aragua, recientemente designada como organización terrorista extranjera. El presidente afirmó que estas acciones representan una amenaza para la seguridad nacional y que su administración está trabajando para devolver a estos individuos a Venezuela.
El secretario de Estado, Marco Rubio, respaldó la medida y advirtió que Estados Unidos no tolerará que terceros países ni sus compañías petroleras produzcan, extraigan o exporten petróleo en colaboración con el régimen de Maduro. Rubio enfatizó que cualquier nación que permita a sus empresas involucrarse en estas actividades estará sujeta a nuevos aranceles y sanciones.
La implementación de estos aranceles afectará a países como China, India y España, que son algunos de los principales compradores de crudo venezolano. La medida también podría impactar a empresas internacionales que operan en Venezuela, como la estadounidense Chevron.
El gobierno venezolano calificó la imposición de aranceles como una acción “arbitraria, ilegal y desesperada”, acusando a Trump de violar las normas del comercio internacional y de intentar asfixiar económicamente al país. Venezuela anunció que tomará acciones legales en respuesta a estas sanciones.
La medida también ha generado tensiones en el comercio internacional, especialmente en España, país que importa energía venezolana y donde opera la compañía Repsol. Por otra parte, Bruselas ha indicado que esperará hasta abril para responder con posibles medidas de represalia.
En resumen, la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a los países que compren petróleo venezolano busca aumentar la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro, pero también plantea desafíos y tensiones significativas en las relaciones comerciales internacionales.