Miles de sirios salieron a las calles este domingo para festejar la caída del régimen de Bashar al-Assad, presidente de Siria, derrocado por una ofensiva de grupos rebeldes islamistas que tomaron la capital, Damasco, tras una serie de victorias militares en el noroeste y centro del país. Según agencias de noticias de Rusia, al-Assad huyó junto con su familia a ese país, donde recibió asilo por parte del gobierno de Vladimir Putin.
La residencia presidencial en Damasco fue saqueada por manifestantes, que también destruyeron símbolos del régimen, incluido un busto de Hafez al-Assad, padre del exmandatario, quien gobernó Siria durante tres décadas. En videos difundidos en redes sociales se observa a ciudadanos paseando la cabeza de la estatua por las calles, un acto que marcó el fin de más de 50 años de dominio de la familia al-Assad en el país.
En medio de la ofensiva, soldados del ejército sirio abandonaron sus cuarteles y se despojaron de sus uniformes, mientras el Observatorio Sirio de Derechos Humanos reportó que al menos 910 personas, incluidos 138 civiles, murieron durante los combates. Además, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que más de 370 mil personas han sido desplazadas por la violencia en las últimas semanas.
Los líderes de la coalición rebelde, encabezada por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), calificaron la caída de al-Assad como una victoria histórica. Abu Mohammad al-Jolani, líder de HTS, aseguró que este derrocamiento representa “una victoria para toda la nación islámica”. En un comunicado transmitido por la televisión pública, la coalición rebelde anunció la liberación de todos los prisioneros “detenidos injustamente” bajo el régimen de al-Assad.
El colapso del régimen abre un periodo de incertidumbre en Siria, un país fragmentado por más de una década de guerra civil que ha dejado cerca de medio millón de muertos y múltiples zonas de influencia controladas por potencias extranjeras. Durante su gobierno, al-Assad se sostuvo gracias al apoyo militar y político de aliados clave como Rusia, Irán y el grupo libanés Hezbolá, mientras combatía tanto a las fuerzas rebeldes como al Estado Islámico.
Ante la situación, la Embajada de México en Líbano emitió una alerta para los ciudadanos mexicanos en Siria, pidiéndoles mantenerse en resguardo y extremar precauciones. La caída del régimen de al-Assad pone fin a una era de represión y autoritarismo en Siria, pero también deja al país en un estado de caos y fragmentación que marcará los próximos capítulos de su historia.