Los carteles de la droga han ampliado su influencia en la economía mexicana, extendiéndose desde el cultivo del maíz hasta la extorsión a tortillerías y otros pequeños comerciantes, según un revelador artículo publicado por The Washington Post y firmado por Mary Beth Sheridan, Lorena Ríos y Fred Ramos. Este fenómeno, que afecta a diversos sectores económicos, refuerza el poder político de estas organizaciones criminales.
De acuerdo con el Consejo Nacional de la Tortilla, cerca del 15% de las tortillerías en México, aproximadamente 20,000 pequeños negocios, reportan ser víctimas de extorsión por parte de los carteles. Este porcentaje ha crecido significativamente en la última década, cuando solo una pequeña porción de estos negocios enfrentaba tal amenaza.
Homero López, director de la organización, afirma que los carteles han llegado a controlar el precio de las tortillas. El artículo del Washington Post detalla que los negocios que se niegan a pagar a los extorsionadores suelen ser atacados con armas de fuego. Las tortillerías son especialmente vulnerables debido a sus ventas constantes y predominantemente en efectivo.
El control de los carteles sobre el negocio de las tortillas no se limita a la extorsión directa. Según el artículo, el Cartel de Sinaloa ha logrado controlar la producción de maíz, infiltrándose incluso en la oficina de aguas de su estado de origen para obtener acuerdos informales y pagar tarifas reducidas por el agua. Además, los carteles asaltan camiones de distribución, generando ingresos adicionales. La Concamin reporta que en los últimos cinco años, cerca de 70,000 camiones de carga han sido asaltados, afectando tanto a productos agrícolas como industriales.
En regiones como Guerrero y Morelos, los carteles obligan a los agricultores a venderles su maíz y luego coaccionan a las tortillerías para que lo compren exclusivamente de ellos. Los criminales llegan incluso a revisar los inventarios de las tortillerías para asegurar que no compren su materia prima de otras fuentes. Esta red de control afecta directamente a la producción y distribución de tortillas, un alimento básico en la dieta mexicana.
El artículo del Washington Post también señala que, aunque en los primeros cuatro años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador los homicidios han disminuido en un 9%, los carteles han ajustado su estrategia. En lugar de enfocarse únicamente en el mercado estadounidense, ahora buscan controlar el territorio mexicano y diversificar sus actividades delictivas, incluyendo la extorsión y el tráfico de migrantes. Esto ha llevado a un incremento en la migración hacia Estados Unidos, con un número creciente de solicitantes de asilo que citan la violencia como motivo principal.
Además, Lantia Consultores ha identificado al menos 87 grupos regionales y 586 pequeños carteles, además de los dos grandes carteles con presencia en todo el país: el de Sinaloa y el de Jalisco. Esta fragmentación ha generado una mayor competencia por el control territorial, exacerbando la violencia y la inseguridad en diversas regiones de México.
La situación descrita por The Washington Post evidencia cómo los carteles de la droga no solo afectan la seguridad pública, sino también la economía cotidiana de miles de mexicanos. La extorsión a tortillerías es solo una faceta de un problema más amplio que requiere una respuesta integral y coordinada entre las autoridades y la sociedad civil para restaurar el estado de derecho y proteger a los pequeños comerciantes.