CEO del organismo de certificación más grande de Latinoamérica
Por: Fernanda Betancourt/ Foto: José Manuel Ruiz
“Lo que no sabes, lo que no haces y lo que no eres es, porque aún no lo has aprendido”.
Con esta contundente frase en mente es que el doctor Christian Gabriel Ríos Rodríguez fundó el Instituto de Certificación Empresarial de México (ICEMéxico), considerada entre las 50 “Promesas de los Negocios” del país, un proyecto que además cambia el concepto de educación a nivel profesional en la nación. De su historia personal, su ímpetu por crecer y las herramientas que pone en el mercado para dignificar el capital humano, nos habla en exclusiva para La Revista del País Líder México.
Su infancia, recuerda, ya incluía dotes de comerciante, cuando negociaba entre dulces. Alma emprendedora, dio sus primeros pasos en su natal Guanajuato, donde puso en práctica sus conocimientos de licenciado en Administración, aunque quizá fue su maestría en Desarrollo Humano, por la Universidad de Celaya, que lo conectó a las fuerzas de ventas y a entender el destino de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMEs) mexicanas.
“A los 20 años entré a la capacitación y la formación de personas en el área comercial, fue ahí que noté la necesidad que había en el mercado para el desarrollo de equipos de comercialización; así que busqué la forma en que el gobierno, en específico la Secretaría de Educación Pública (SEP), validara las competencias de todas las personas que se dedicaban a las ventas consultivas”, nos cuenta.
Aunque reconoce que la formación que se ofrecía en el mercado era buena, todo se daba dentro de una línea de informalidad, esto porque los organismos gubernamentales tenían un sistema centralizado que no permitía a privados el capacitar, evaluar o certificar a las personas.
“Me encuentro con el Sistema Nacional de Competencias, pero también con que no había forma de expedir un documento que avalara los estándares de competencia a las mejores prácticas internacionales, por lo que entonces me adhiero como prestador de servicios para certificar, y nace ICEMéxico”.
Aunque el resumen es sencillo, conseguir esos espacios no fue una tarea fácil. En su haber, Christian tenía el galardón de ser portada de la revista Top Gold, por lograr un millón de dólares en volumen de venta a los 20 años, había creado un sistema de ventas llamado Pro7 que se puso en marcha a nivel Latinoamérica, tenía el premio estatal de la juventud 2018 en la categoría de Ingenio Emprendedor y también la distinción de Empresario Joven Celaya 2017 por el Instituto Municipal de la Juventud de su localidad.
Hoy, a sus 32 años, cumple una década con su propia empresa, la cual es considerada el organismo más grande de Latinoamérica en su rubro.
Pero, ¿Qué hace y por qué le otorgaron el Doctor Honoris Causa por sus aportes a la educación en México?
“Durante los primeros 4 años de operación de la empresa, el gobierno nos dio la figura de centro evaluador, por lo que tuvimos la facultad de capacitar, evaluar y gestionar los certificados de los trabajadores que se acercaban a nosotros. Durante ese tiempo probamos y modelamos un sistema para luego convertirnos en el centro con mayor emisión de certificaciones, y por tanto con el mayor número de alumnos en el país, es así que el gobierno ve nuestro proyecto y eleva nuestra figura a un organismo certificador, así que ahora somos nosotros quienes acreditamos a nuevas empresas para que hagan lo que hacíamos en un inicio”, refiere.
Negocio con potencial

Para entender el tamaño de negocio en el que se desenvuelve ICEMéxico, es importante saber que en nuestro país, de acuerdo con el Estudio sobre la Demografía de los Negocios, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), existen alrededor de 4.4 millones de MiPyMEs. El Censo Económico más reciente (2019) indica que representan el 99.8% del total de las unidades económicas, por lo que son punteros en generación de ingresos y de puestos de trabajo.
El punto central es la formación que tienen los emprendedores, ya que de acuerdo con un estudio hecho por Impact Hub CDMX y Meta, se observó que la mitad de ellos provienen de clase social media y terminaron una licenciatura, de ahí que potenciar sus conocimientos, así como certificarlos, hace la diferencia para el éxito y la supervivencia de los nuevos y pequeños negocios.
“Hoy en día tenemos 2 mil 900 centros de evaluación, porque ya nos dedicamos a acreditar, incubar y lanzar a quienes replican lo que nosotros hacíamos, que es ayudar a conseguir las certificaciones, es como un modelo de franquicia, que va de la mano con una especie de red educativa”, dice Christian, quien asegura que finalmente lo que hace es “darle formalidad al proceso de enseñanza aprendizaje de las competencias laborales”.
La mayor parte de sus afiliados, el 80% se encuentran en México, distribuidos a lo largo y ancho de la república mexicana, desde ciudades capitales hasta municipios, donde brindan asesoría en más de 30 sectores productivos. El otro 20% opera en Latinoamérica, donde replican estándares de competencia. Esto significaría que alrededor de 5 mil evaluadores ya pueden administrar o prestar el servicio de certificación.
“La formación de un evaluador de competencias es muy específica, ya que se tienen que cubrir requisitos de la SEP y certificarse en el estándar ECO076 para que pueda revisar si el conocimiento que tiene otra persona cumple con lo necesario para otorgarle la competencia laboral, a través de una certificado”, nos comparte.
Además, es una escalera de conocimiento, porque no sólo es un evaluador general, sino que debe cumplir el estándar del área que va a revisar. Por ejemplo, si el certificado es para alguien de ventas consultivas, necesita a un experto que conozca las normas de dicha área, de ahí que cada centro evaluador pueda expandirse en ofrecer la evaluación y certificaciones de diversas áreas de conocimiento.
Aunque Christian reconoce que a cualquier edad se puede emprender, por sus estadísticas internas asegura que quienes buscan adherirse a su modelo de negocio tienen entre 30 y 55 años, son profesionistas con años de experiencia que quieren prestar un servicio independiente, y que tienen conocimiento profesional listo para dar consultoría en temas educativos.
“Tenemos desde muy jóvenes hasta personas de la tercera edad, pero lo claro es que para entrar a esta área se necesita cierta estabilidad económica; es decir, un trabajo que te permita solventar los costos de la curva de aprendizaje, de la etapa de incubación. Lo que desarrollamos además son una serie de productos para cada nivel socio-económico. Por ejemplo, si estás en una etapa de baja emergente, nosotros lo que recomendamos es certificarte en una competencia laboral para que puedas colocarte en una buena posición laboral con un buen ingreso, porque aún no estás en condiciones de emprender con nosotros”.
Momento de hacer cuentas
Y es que si bien aliarse con ICEMéxico es un trampolín hacia las ganancias, para insertarse al plan de acreditar, incubar y lanzar un centro de evaluación de competencias laborales se requiere una inversión inicial de 130 mil pesos. “Además de la inversión quiero compartirles cómo se logra la recuperación de la misma”, nos invita.
“Nosotros planteamos que al terminar la etapa de incubación debes vender 50 procesos de evaluación, los cuales tienen un ticket promedio en el mercado de 3 mil 500 pesos, por lo que con ello estarías facturando 150 mil pesos y pagarías la etapa de formación y lanzamiento. El punto de equilibrio se consigue en seis meses, y de ahí el primer objetivo es alcanzar la operación de lo que llamamos unidad mínima viable, que se trata de tener un centro evaluador operado por mínimo tres personas al frente, y 20 alumnos cada mes”.
Si se logran estos números, cada centro evaluador tendría un ingreso mensual de 100 mil pesos, que permiten que el director comercial tenga un sueldo de 50 mil pesos, el evaluador de 25 mil y se pueda hacer una tercera contratación de 15 mil pesos para la operación. Esto permitiría que el profesionista pueda auto emplearse y que conforme crezca el número de evaluaciones que realiza para que los trabajadores se puedan certificar, su ingreso promedio aumente.
“Nuestro plan está hecho para profesionistas líderes en su sector, con cargos de gerentes a directivos, interesados en operar de manera independiente. También es importante recalcar que es un modelo de negocio muy académico, formal y serio, porque se necesita saber leer una planeación estratégica con una estructura organizacional fuerte, lo que nos da un porcentaje de éxito alto”, relata Christian.
Como es un proyecto dirigido a personas que quieran convertirse en empresa, el equipo de ICEMéxico, liderado por el entrevistado, ayuda en todo el proceso jurídico, contable y legal a través de asesorías. “La SEP nos pide acreditar solamente a empresas, entonces para darle formalidad lo primero que debe hacer un emprendedor es migrar su condición de persona física a la de moral”, indica.
La segunda fase implica la creación del proyecto del modelo de negocio, porque cada centro evaluador debe tener su propia filosofía, planeación estratégica, guía de costos, infraestructura, marca, logotipo y más.
“Le damos al emprendedor toda la base teórica para que sustente su proyecto y para que él mismo pueda certificarse en los estándares clave que pide la SEP; es decir, que por una parte se cumple con lo legal, luego los requisitos técnicos y a la par se constituye el centro. Ésa es la incubación que dura seis meses, y una vez que están acreditadas por el gobierno, iniciamos la etapa de lanzamiento para que hagan campañas y atraigan clientes para capacitarlos, evaluarlos y certificarlos. Una vez que facturan 100 mil pesos al mes y expiden sus primeros certificados,el proyecto se encuentra listo para escalar”.

Éxito garantizado
Como parte de su propuesta de negocio, Christian asegura que en ICEMéxico miden el éxito de los emprendedores de su red.
“En México, 5 de cada 100 personas que abren una PyME logran su equilibrio en dos años. Nosotros, a pesar de que nos atravesó la pandemia en nuestro período de crecimiento, tenemos muy buenos resultados en 80 de cada 100 proyectos, es decir, que el 80% de quienes entran con nosotros llegan a la etapa de operación y de recuperación de su inversión”.
Uno de sus casos más sonados es el de Paco Arana, del Estado de México, que en cuatro años de operación, tras adherirse al ICEMéxico, ya tiene 5 mil alumnos y en 2022 facturó por encima del millón de dólares sólo en servicios de capacitación en línea.
“Está desarrollando mucha estructura y su visión es convertirse en un organismo certificador en tres años”, cuenta con orgullo Christian.
Eso sí, aunque las experiencias son en su mayoría positivas, está consciente de que “no todos los emprendedores parten del mismo puerto. Hay personas que llegan con la capacidad de estudiar y hay otros que no lo logran con la seriedad que se requiere por seis meses. A una década, estamos a prueba de mejoras y adecuaciones para nuestro modelo, al punto que tenemos un departamento de contención psicológica, porque nos dimos cuenta que muchos de los emprendedores que inician, experimentan a los 3 o 4 meses situaciones de depresión, presión familiar, exceso de estrés y más. Nosotros les facilitamos que puedan salir de esos baches”, platica.
La prueba de su negocio también está en que cada año los emprendedores renuevan sus contratos con un pago de 10 mil a 15 mil pesos, con el que mantienen vigente su acreditación como centro evaluador oficial y continúan recibiendo soporte, contención, y seguimiento personalizado para seguir creciendo.
“Una persona que egresa con un grado académico de educación superior gana en promedio 12 mil pesos mensuales, y alguien certificado obtiene 24 mil pesos en promedio. La certificación de competencia laboral la obtienes en corto tiempo, es de bajo costo y alto impacto. Hablamos de conseguirla en tres meses, que da una gran diferencia versus una carrera universitaria”.
Los siguientes pasos
Tras una década de fundar su negocio, Christian destaca que actualmente ya tiene 1,223 centros activos y emitiendo certificaciones. A la par, hay 750 centros en proceso de lanzamiento y que en máximo tres meses estarían en operaciones al 100%, por lo que iniciaría el 2024 con aproximadamente mil 720 instituciones educativas formales operativas.

“En incubación, que dura seis meses, hay otros 850 emprendedores, así que nuestra visión y planeación estratégica indica que para 2025 seríamos 5 mil centros activos, y eso sólo para soportar la demanda de certificación que se está legislando para ese tiempo, porque existirá una obligatoriedad de estos documentos, por el Tratado de Libre Comercio”, nos comparte.
Y aunque su labor es empresarial, su ímpetu va más allá, por lo que se encuentra a corto plazo como un “impulsor de la educación en competencias en un nivel más estratégico. “Quiero abrir camino no sólo a ICEMéxico, sino empoderar a instituciones de educación superior. Me veo legislando, impulsando políticas públicas”, devela.
Y como buen profesionista, ya comenzó a labrar la tierra para esos sueños, es así que ya acudió al Senado de la República y participa en cinco propuestas de ley para que el Estado dé acceso a las certificaciones y que los profesionistas tengan mayor oportunidad de pagarlas.
“Las certificaciones de competencias laborales son el único instrumento real de educación que genera movilidad social. Estos hacen la diferencia con respecto a los grados académicos, entonces me veo introduciendo dicho modelo educativo en las universidades, para que los estudiantes al egresar tengan más oportunidades laborales”, concluye.