La legislación electoral mexicana permite que los partidos políticos escojan, en libertad, los métodos que consideren convenientes para seleccionar a quienes deban ser los prospectos y luego sus candidatos, para participar en el proceso electoral federal del próximo 2024, cuando se elegirá al próximo presidente de la República, en sustitución del Lic. Andrés Manuel López Obrador.
El partido político Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), bajo acuerdos con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista (PVEM); escogió un procedimiento novedoso en México, para que quienes manifestaron sus deseos de conseguir la candidatura de MORENA cumplieran con las reglas establecidas, durante un período de setenta días.
Los seis aspirantes, cuyo registro fue aprobado, obtuvieron la acreditación con carácter de delegados y tenían que recorrer todo el país para reunirse con militantes y simpatizantes de su partido, con el propósito único de informarles de los logros y los alcances de la cuarta transformación.
Los acreditados: Claudia Sheinbaum Pardo, Adán Augusto López Hernández, Marcelo Ebrard Casaubón, Ricardo Monreal Ávila, Manuel Velasco Coello y Gerardo Fernández Noroña; nombrados por el presidente de la República con el mote de “corcholatas”, cada uno con agenda propia, encabezarían reuniones cuyos participantes fueron en aumento en la medida de su tránsito por el territorio nacional. Finalmente, las expectativas se rebasaron con mucho a las que se plantearon al inicio de los recorridos.
Por ejemplo, pocos días antes de la fecha límite para la conclusión de las asambleas, en una sola jornada, en tres reuniones diferentes, Adán Augusto López Hernández logró congregar a más de 145 mil participantes. Tan solo en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se juntaron más de 80 mil personas.
La aceptación de la gente respecto a cada una de las corcholatas, particularmente las que se mantuvieron en los tres primeros lugares, bastante alejados de los otros tres participantes, se dio en proporción al número de asambleas que cada uno dirigió.
El ex secretario de Gobernación fue quien más creció en los sondeos de opinión pública, por lo que logró colocarse en un empate técnico respecto a la puntera Claudia Sheinbaum, rebasando a Marcelo Ebrard, quien fue relegado a la tercera posición. El principal motivo obedeció a que el tabasqueño condujo el mayor número de asambleas; casi 200.
Como en toda contienda electoral, hubo de todo. Las acusaciones mutuas entre Sheinbaum y Ebrard fueron la constante durante el proceso de los 70 días. Marcelo exigió al dirigente nacional de MORENA condiciones de “piso parejo”. También denunció “guerra sucia”, intimidación y acarreo a favor de la ex jefa de gobierno de la CDMX. Claudia lo desmintió y se defendió. De igual manera rechazó las acusaciones sobre los contratos con las encuestadoras y los compromisos sin cumplir en su anterior cargo. Finalmente, las discrepancias que entre los participantes surgieron en el período de la competencia, fueron superadas por la civilidad política y el compromiso de unidad entre ellos y ella.
El plazo para realizar las cinco encuestas, cuatro de empresas particulares y una de la comisión de encuestas; es del 28 de agosto al 3 de septiembre. El día 4 de septiembre se entregan los resultados a la dirigencia morenista, y el 6 del mismo mes se da a conocer pública y oficialmente al ganador o ganadora de las encuestas, haciéndose acreedor al nombramiento como Delegado Nacional de la Coordinación de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.
Con la intención de sumar los esfuerzos y el capital político de los seis participantes, a petición del consejo nacional de MORENA hicieron y firmaron un compromiso para apoyar a quien resulte ganador o ganadora en las encuestas, con la única intención de mantenerse unidos para el siguiente proceso.
La “corcholata” que resulte ganadora tendrá mayores posibilidades de que se le premie con la candidatura de MORENA para que participe en la elección presidencial.