GUARDIA NACIONAL: EL PAPEL DE LOS MILITARES EN LA SEGURIDAD DE MÉXICO

viernes 25, Ago 2023

¿DESACIERTO O ÉXITO?

En exclusiva para La Revista del País Líder México, César Gutiérrez Priego, especialista en derecho penal y militar, hace un balance de la Guardia Nacional. A cuatro años de su creación, describe cuáles son los aciertos, los puntos de fuga y el futuro de un proyecto pensado para funcionar a largo plazo.

Sin lugar a dudas, uno de los proyectos del actual gobierno que más dividió opiniones fue la creación y salida a las calles de la llamada Guardia Nacional. Este 2023 se cumplen 4 años del día en que más de 110 mil elementos quedaron a cargo de la seguridad del país, la mayoría de ellos de origen militar “entre policías militares y navales militares”, otra parte de la ex Policía Federal, y únicamente un 25% reclutados en específico para dicho proyecto.

El abogado César Gutiérrez Priego, especialista en seguridad nacional, asegura que el mayor problema de la Guardia Nacional no recae siquiera en su manejo o concepción, sino en la politización que la rodea: “Se buscó desde un principio crear una policía nacional que tuviera un nombre que ya habíamos utilizado en nuestra Constitución. Hay que recordar que este documento en realidad es una copia adaptada de lo que existía en Estados Unidos, y que en 1917, cuando fue redactada y lanzada para el país, ya se hablaba de esta figura de seguridad. Fue hasta que Andrés Manuel López Obrador entró al poder que se consideró el proyecto de una policía nacional y que se le dio el nombre que ya venía en nuestro máximo órgano constitucional”.

Desde el punto de vista del especialista en derecho penal y militar, este grupo policiaco llegó con tres características primordiales: fuerza, ímpetu y para dar soluciones a problemas históricos respecto al exceso de violencia que proviene de grupos criminales.

“Al constituirse, -obviamente- de donde se iba a echar mano era de los elementos de la extinta Policía Federal, pero esta tenía alrededor de 15 mil elementos, la mitad de ellos operativos y la otra administrativos, así que no se llenaba la capacidad de reacción necesaria para hacer frente a los grupos delictivos que operan en diferentes regiones del país, de ahí que se tuvieran que engrosar con otras opciones”, explica.

La militarización de la Guardia Nacional se volvió punto de ataque para los detractores del gobierno de acuerdo con Gutiérrez Priego: “Lo que yo les explico es que no se trata de que la Guardia Nacional, por tener a estos elementos, ahora nos aplique a todos las leyes y los reglamentos militares en el día a día. También ponen como crítica ciertos conceptos que no existen en la realidad, como la llamada ‘militarización suave’ o los toques de queda, pero son términos que no se incluyen en la concepción o acción de este grupo y solo surgen para no reconocer a una policía nacional hecha para quedarse a largo plazo”.

¿CÓMO MEDIR SU RENDIMIENTO?

El ejemplo más claro de lo que es un eslabón débil en cuanto a la seguridad nacional está en la policía municipal, al punto que el especialista dice que algunas entidades no utilizan ese derecho constitucional y le dejan dicha obligación a las entidades federativas. “Ahí creo que se tiene una situación para evaluar, porque hubiera sido ideal empezar con las policías municipales, seguir con las policías estatales y terminar con una policía nacional, que en este caso es la Guardia Nacional”.

Sin cifras y solo con frases, una de las críticas comunes está relacionada con la proximidad social. “El presidente se da cuenta que uno de los problemas más importantes es la inseguridad del país por estos grupos criminales que están en diversos puntos; pero quienes lanzan su opinión se van hacia lo que ven en el Estado de México, Guadalajara, Monterrey, etcétera, y pierden de vista que hay zonas de la República donde el crimen organizado necesita ser combatido con capacidades de tipo militar, lo que no significa que sean militares en sí quienes intervengan. Cuando se utilizó la ley de la Guardia Nacional, que fue al sacarla a la calle, se le dio al ejército de la Fuerza Armada de México la oportunidad de ser un coadyuvante permanente de la seguridad pública, y eso es un acierto para el país”, explica Gutiérrez Priego.

Comparar las actuales cifras de seguridad con respecto a otros sexenios es una tarea compleja, ya que no se puede pensar solo en números, sino en comportamientos por zonas; además de los usos y costumbres de cada lugar, los grupos criminales que operan y, no menos importante, por el tipo de delitos. El abogado explica que la mayoría de los que se comenten en territorio nacional son del orden común, lo que, desde su punto de vista, sólo es un reflejo de que no existe en las entidades federativas y municipios la capacidad para prevenirlos.

“Una realidad es que la conformación de la Guardia Nacional está basada en los elementos militares que provienen de la Policía Militar y Naval. En general, falta mucho trabajo para conocer la función policial, la proximidad social, el respeto a los derechos humanos y procesales. Es también un hecho que se utilizó a dichos elementos porque tenían una ventaja sobre los posibles nuevos reclutados, y esto tiene que ver con el manejo táctico del armamento y la disciplina militar. Ese ha sido otro gran problema al momento de realizar las operaciones policiacas, porque siguen siendo los mandos militares los que ordenan, supervisan y verifican al personal de la Guardia”.

LOS CAMBIOS SOBRE LA MARCHA

Cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) indican que, actualmente, la Guardia Nacional tiene una aprobación de confianza superior al 77%. Por ahora incluye 128 mil efectivos, 657 instalaciones en todo el país, y una fuerza operativa de 113 mil elementos, divididos en 266 coordinaciones territoriales.

Desde sus inicios a la fecha, un punto de inflexión sucedió en 2022, cuando se reformó la Ley de la Guardia Nacional, lo que hizo que fuera transferida a la nueva estructura de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA); aunque esta, al mismo tiempo, fue declarada inconstitucional por el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el principal argumento de que la seguridad pública debe ser de carácter civil como lo establece el artículo 21 de la Constitución.

“La frase ‘abrazos no balazos’ se ha tergiversado. En realidad significa el respeto estricto a los derechos humanos y al debido proceso”.

“Estos cambios lo que encendieron fue nuevamente el fenómeno o la discusión de si existía una militarización de la seguridad pública. Así que, con las determinaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a que el control administrativo debe seguir en el mando civil y en la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, pero que en la realidad el mando operativo lo lleve a cabo la SEDENA, crea un limbo jurídico por el simple hecho de que cuando se cometen abusos de autoridad o delitos en los operativos, ya no podrán ser las autoridades militares quienes arresten o inicien carpetas de investigación, lo que ha dado como resultado que los mismos elementos de la Guardia Nacional y sus mandos sean poco receptivos con las órdenes de las comandancias, zonas y regiones militares”, contextualiza el experto.

Entonces, de acuerdo con lo que se determinó en la corte, cuando concluya el 2023 se vencerá el término que dio la Suprema Corte de Justicia para que la Guardia Nacional siga bajo la tutela de la SEDENA. “Pero hay que entenderlo como lo que es: en este momento, en esta división de poderes que existen, al ver y conocer su operación, desde mi experiencia, creo que entre mejor le vaya a la Guardia Nacional, mejor nos va a ir a todos los mexicanos”.

ENTORNO SOCIAL DE LA MILICIA

El especialista tacha como “doble moral” el que los mexicanos busquemos una policía que cumpla con la ley, que sea honesta, honrada y que “arriesgue su vida por una miseria de sueldo, muchas veces sin seguridad social”; mientras que por otro lado se fomenten delitos que pueden ir desde comprar piratería, estacionarse en segunda fila o decir sí a la corrupción desde pequeños actos.

“Es imposible, no habrá gobierno que pueda acabar con eso. Mientras nosotros como sociedad no estemos preparados, no tendremos avance. Estamos en un choque generacional con grupos muy duros, reacios y apegados a la ley; y por otro lado sectores que ven la ley de acuerdo a sus consideraciones o al humor con el que despiertan”.

Respecto al papel actual de la policía en general, subraya que sí hay elementos honestos, así como jueces que ejercen su labor de manera positiva para hacerles equipo; pero también hay muchos deshonestos y ahí es donde tachamos a todos de corruptos. Y profundiza: “muchas veces la gente no conoce las decisiones políticas que sí terminan repercutiendo en cuanto a las fuerzas armadas. Me considero reaccionario, y si me preguntan a título personal, me encantaría ver a un ejército fuerte que de repente llegara y acabara con los delincuentes; pero, en este país no solo tienen que hacer su labor, también está un grupo de políticos, otros reaccionarios, uno de la prensa crítica y de pseudo luchadores de derechos humanos, que califican y sistemáticamente atacan al personal, más al militar, mintiendo, tergiversando, incluso utilizando pruebas falsas contra ellos”.

La consecuencia es el papel que toman o las decisiones que persiguen quienes arriesgan su vida y su libertad por proteger la del resto de la población.

“Se ha criminalizado a los elementos militares porque creen que no deben tener roce con la población civil, pero esto es una falta de cultura respecto a las relaciones cívico militares, cuando es la primera vez en la historia del país que las fuerzas armadas están realizando funciones de coadyuvancia en seguridad pública de forma legal”, anota el experto.

Subraya también que en este país “la justicia es para unos cuantos”, y lo atribuye a la “falta de capacidad por parte de las autoridades de la prevención del delito, de la investigación y persecución y que cuando llegamos ante un poder judicial, que no en todos los casos es corrupto, con irnos a la parte técnica ya les están fallando a las sociedades porque no saben cómo hacer su trabajo, no tienen la capacidad para presentarlo. Afirmó que el problema más grande que existe nuestro país es la impunidad, y mientras exista será imposible bajar el número de incidencia delictiva, porque son actos repetitivos. Si ves que alguien obtiene un castigo por un delito, no querrás verte en lo mismo, pero en este panorama, con un 98% de impunidad de los delitos que se cometen, no tendremos salida”, concluye.

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