Energía que contribuye a la descarbonización

jueves 08, Jun 2023

Por: Arturo Beteta del Río

Es inminente. El cambio climático al que nos enfrentamos es una crisis mundial que afecta en todos los sentidos a la humanidad, y a los seres vivos que habitamos el planeta. Por ello, se requiere tomar medidas drásticas que ayuden a mitigar los efectos derivados de esta problemática.

La disminución y encarecimiento de los combustibles fósiles impactan de forma considerable los costos en el sector energético. En este sentido, es necesario promover la generación y uso de energías renovables como alternativa costeable, sostenible y sustentable. 

Claramente se ha hecho conciencia a nivel global de esta necesidad, pues el aumento en la generación de dichas energías ha sido considerable en los últimos años; con una única finalidad de cumplir poco a poco con los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU, además de garantizar el acceso a la energía asequible, confiable, sostenible y moderna para 2030.

En el caso de México, contamos con un gran potencial para la generación de energía solar y eólica, esto debido a la ubicación geográfica de nuestro país y las características climáticas tan diversas con las que contamos.

Las nuevas tecnologías que se requieren para su desarrollo son más eficientes y su costo es cada vez más accesible, lo que da paso al suministro energético a regiones que no se encuentran conectadas a la red, solventando no solo las necesidades básicas de un hogar convencional, si no como una alternativa viable de uso hospitalario, comercial y hasta industrial, en algunos casos. 

La constante innovación tecnológica requiere de un periodo de prueba hasta hacer una aportación significativa. Habiendo alcanzado este hito, la velocidad de evolución de las tecnologías se acelera y, por ello, los resultados son más significativos. El sector energético es un claro ejemplo de cómo han evolucionado las fuentes y las tendencias de generación, desde la energía nuclear y gas natural licuado, hasta la energía solar y eólica. 

Estas dos últimas son un claro ejemplo de crecimiento acelerado. La eólica, por ejemplo, seguía una trayectoria similar a la nuclear, sin embargo, apretó el paso alcanzando casi un 30% más de energía, tan solo 14 años después de que la nuclear consiguió su objetivo. 

La energía solar, por su parte, superó el suministro nuclear tan sólo un año después de alcanzar su hito. Hoy, representa una capacidad instalada mucho mayor que la energía nuclear y su ascenso continúa.

Según estimaciones del Banco Mundial, conectar 490 millones de personas a mini redes solares podría reducir 1,200 millones de toneladas de emisiones de CO2, lo que sin duda representa una gran ventaja en el camino hacia la descarbonización. 

Para lograr una descarbonización de forma urgente hacia el 2030, se requiere una reducción de, por lo menos, 7% anual de emisiones derivadas del sector eléctrico, aunado al aumento de inversión en tecnología e instalación de redes solares, eólicas terrestres y eólicas marinas. Estos son los retos más grandes a los que nos enfrentamos para cumplir con la meta de cero emisiones para 2050. (Reporte IRENA, 2022).

Sin duda, el verdadero reto para cumplir con estas metas globales, y para reducir el impacto ambiental que hemos causado al planeta, se enfoca en el impulso y uso de estas energías renovables, además de la inversión que se dedique a la implementación de nuevas tecnologías que las promuevan y potencien sus resultados.

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